Los Maestros nos enseñan que no somos nuestros cuerpos físicos. En cambio, cada uno de nosotros es un rayo de luz, con el final de ese rayo anclado en nuestro corazón físico. Somos un rayo individual que proviene del Sol Central. Este rayo es flexible y duradero. Se enfoca en un punto que se manifiesta como un Ser de Fuego Blanco. De esta Llama de este Rayo emergen dos Rayos Gemelos, que se concentran en un punto para formar una Llama, dando lugar a la Presencia “YO SOY”. Desde allí, el Rayo continúa su camino, engendrando al Ser Crístico y, prosiguiendo aún más, se ancla en el corazón de nuestro cuerpo físico. Así, nos convertimos en un Rayo de Luz, que es nuestra propia corriente de vida.
Un solo Rayo puede contener varias cualidades y/o actividades, tales como:
- Primer Rayo: Voluntad divina, poder, fe, protección.
- Segundo Rayo: Comprensión, iluminación, sabiduría, discriminación, percepción, entendimiento, actividad Crística.
- Tercer Rayo: Llama triple, adoración, amor divino, confort.
- Cuarto Rayo: Pureza, Resurrección, Ascensión.
- Quinto Rayo: Verdad, concentración, consagración, precipitación, ciencia, sanación.
- Sexto Rayo: Ministración, Devoción, gracia, paz, victoria, curación.
- Séptimo Rayo: Transmutación, Perdón, libertad (fredoom), libertad (liberty), invocación, eterealización, progreso, ceremonia.